Si te preguntará si
el dolor dirige cada uno de tus pasos tu respuesta inmediata sería que no.
Cuando somos niños
creemos genuinamente en las personas, en lo que nos rodea e irradiamos
tranquilidad. Casi nada puede opacar nuestra alegría. Sin embargo, con el pasar
de los años vamos viviendo experiencias cada vez más y más fuertes. Va depender
de la situación por la que estés pasando en el momento. Hay quienes “antes de
tiempo” se enfrentan a problemas de adultos. Esto causa frustración y tristeza
pero han desarrollado una resiliencia extraordinaria. Mientras que otros jamás
han tocado la adversidad y se dejan vencer, no por ello deja de ser difícil.
Nuestro mundo es difícil
de predecir y cada experiencia, cada momento tiene un significado diferente
para todos. No podemos saber qué es lo que piensa el otro, su perspectiva ante
las cosas. Lo que sí es seguro es que nosotros conocemos nuestros
miedos, el dolor y la tristeza que nos ha causado determinada experiencia y
esta misma nos ha llevado a ser quienes somos ahora.
Si bien es cierto
nos llevamos lecciones y las tomamos para mejorar, pero… ¿Qué pasa cuando algo
o alguien externo te lastima? pudo ser o no intencional hacia a ti pero dejó un
dolor muy grande en tu corazón. ¿Cuántas veces has permitido que esto dirija tu
actitud? ¿Cuántas veces te has escuchado a ti mismo “no vuelvas a caer”?, ¿Cuantas
veces has cerrado la confianza a los demás sin apenas conocerlos o sin apenas
darte la oportunidad? ¿Es sano para ti?
Es cierto, las
lecciones sirven muchas ocasiones para fortalecernos y decir, yo puedo seguir adelante. Lo mejor que
podemos hacer es utilizar los recursos que tenemos para analizar y ser justos
con las personas y la situación.
Activa ese chip de
la felicidad y suelta aquello que no te permite mantener la armonía contigo
mismo y con los demás. Porque antes que todo debes de
reconciliarte contigo, perdonarte por deja pasar tanto dolor, tristeza y enojo.
Nunca más permitas que nada ni nadie robe tu sonrisa, continua tu vida. Actúa
conforme a tus creencias y valores pero no olvides ser tu propio juez antes de
afirmar que los demás están siendo duros contigo. Si después de eso resulta ser
externo regresamos al punto inicial ¿Permitirás que esto dirija tu actitud?.
Toma el timón
de tu vida y todo lo que elijas ser sea porque así lo quieres, no porque la situación o las personas hayan moldeado esta decisión.
Gracias por
acompañarme hasta aquí, si fue de interés este artículo no olvides compartirlo
con las personas que lo puedan necesitar. Si deseas contactar conmigo puedes
hacerlo mediante el formulario que te aparece en la barra derecha o da clic aquí.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario